El dolor lumbar (lumbalgia) es una causa importante de discapacidad y ausentismo laboral a nivel mundial.
Se puede clasificar en dolor axial (en la zona lumbar) y radicular (dolor irradiado hacia las extremidades inferiores sobre un territorio de una raíz nerviosa lumbar).
El dolor axial se puede originar en el disco intervertebral, las facetas articulares, el periostio que envuelve al hueso o los músculos lumbares; la causa del origen del dolor radicular puede ser una hernia del disco o la estenosis del canal raquídeo.
Solo en casos infrecuentes puede deberse a enfermedades graves (tumores).


¿Qué es lumbalgia?
Definimos la lumbalgia como la existencia de dolor de más de 12 semanas de duración, la prevalencia (proporción de individuos de un grupo o una población que presentan una característica particular, en este caso lumbalgia, en un momento dado) es del 5,9% al 18% y se estima que la recidiva al 1 año oscila entre el 24% al 80%.
El diagnóstico se hace mediante el examen neurológico y los estudios por imágenes (tomografía computada, resonancia magnética); el electromiograma permite identificar una radiculopatía y descartar enfermedades de los nervios (polineuritis) que también causa dolor.
Es interesante destacar que hay estudios de resonancia magnética que demuestran la presencia de hernias discales voluminosas en pacientes asintomáticos, y personas muy doloridas con estudios por imágenes no significativos.

Tratamientos de la lumbalgia
La mayoría de los episodios de lumbalgia o radiculopatía aguda mejoran con tratamiento médico y kinésico pero, una considerable proporción de pacientes padecerá de un dolor crónico recidivante.
La persistencia del dolor es más frecuente en personas mayores, con dolor muy intenso y trastornos del ánimo.
Los resultados de los estudios farmacológicos para el tratamiento de la lumbalgia son contradictorios; en algunos pacientes los bloqueos radiculares o la denervación por radiofrecuencia pueden aliviar sostenidamente el dolor.
Los procedimientos quirúrgicos habituales pueden ser la descompresión radicular así como la fusión vertebral.
Los estudios evidencian que la descompresión quirúrgica radicular se asocia con un alivio más rápido del dolor frente al tratamiento médico, pero no hay diferencia significativa en cuanto al dolor o la funcionalidad en el seguimiento de estos pacientes a 1 o 2 años del inicio del tratamiento.
Las evidencias indican que los tratamientos mínimamente invasivos (microdisectomía, disectomía endoscópica o percutánea) son eficientes en lograr la descompresión de la raíz nerviosa, no alteran la estabilidad de la columna y tiene baja incidencia de complicaciones.

Microdisectomía: Vista bajo microscopio quirúrgico, 1) Separador de Caspar, 2) Disco intervertebral, 3) Saco dural.
Las fusiones vertebrales si bien son muy efectivas en lograr fijar los segmentos vertebrales no son tan efectivas en lograr la desaparición del dolor, se ha demostrado que aumenta la cantidad de casos de enfermedad de segmento discal adyacente a la fusión y que requieren de nuevas cirugías para extender los niveles espinales que se fijan.
Una alternativa desarrollada para casos de dolor discogénico es la colocación de un dispositivo elástico interlaminar con plástica del ligamento inter y epiespinal; es un procedimiento mínimamente invasivo que brinda buenos resultados.

Paciente con dos dispositivos colocados
Conclusión
El éxito en el tratamiento del dolor lumbar se basa en un buen diagnóstico de causalidad e iniciar con tratamientos conservadores para llegar en última instancia a los tratamientos quirúrgicos mayores.